El amor es un desafío constante;
no un lugar de reposo, sino, un moverse,
crecer, trabajar juntos; que haya
armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario
con respecto al hecho fundamental de que dos seres se
experimentan desde la esencia de su existencia,
de que son el uno con el otro,
al ser uno consigo mismo
y no al huir de sí mismos.
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