El mundo era una jodida mierda.
De días grises.
De lluvia que no paraba.
De ganas de mandarlo todo a la mierda.
Entonces aparecías y sonreías.
Se detenía todo. Incluso dejaba de llover en mis pestañas.
Y te juro que me daba igual
que fuera una mierda,
si tú me abrazabas.
Podías poner por lo menos los créditos del verdadero autor, chica.
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