Y cada vez después de la pasión satisfecha y del amor renovado nos dormimos muy juntos,
sin importarnos dónde empieza uno ni termina el otro,
ni de quien son estas manos o estos pies,
es tan perfecta complicidad que nos encontramos en los
sueños y al otro día no sabemos quién soñó a quien,
y cuando uno se mueve entre las sábanas el otro se acomoda
en los ángulos y curvas,
y cuando uno suspira, el otro suspira
y cuando uno despiertas el otro
también despierta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario